Momento de tensión social en el Valencia

Cuando el Valencia no se juegue nada, que ojalá no pase, la tensión social en el entorno se elevará a la máxima potencia. Es la tónica de los últimos años, salvo el pasado, porque nos jugamos la vida hasta el final, y aunque algún inconsciente lo intentó, porque pensar en eso, en aquel momento, era absolutamente inconsciente, no se llevó a cabo.

Se busca, al menos eso se dice, una imagen impactante, que no nueva, en la que el campo vuelva a estar vació mientras se juega el último partido de Liga del curso. Otra gran manifestación, miles de valencianistas en la calle clamando contra Lim, mucho ruido en redes, en medios… Con todos mis respetos, porque no lo digo con ningún tipo de desprecio, lo mismo que las otras veces en los últimos cuatro años.

Como digo siempre, y seguiré diciendo, no seré yo quien le diga a nadie lo que debe y no debe hacer, y motivos más que de sobra tiene el valencianismo para reventar otra vez. Aquí el problema es el mismo, no cambia, y es el resultado final, es decir, que todo lo que se haga sirva de verdad para algo, que es lo que no va a pasar. La venta no se producirá por esa tensión social, lo siento pero esto no va a así.

Primero porque no habrá venta propiamente dicho, y segundo, porque nadie va a venir a comprar un club que es una jaula de grillos y en el que, ahora mismo, no tendría ningún tipo de seguridad jurídica de nada. Tendremos semanas de tensión y de valencianismo, y sea lo que sea que se haga tendrá un enorme éxito social, eso está garantizado, aunque, repito, hay que mirar cómo hacer que el Valencia se pueda vender, porque esa es la clave de todo.